Escapas por un fin de semana a un lugar a tres horas de distancia cerca del bosque con actividades extraordinarias.
El desayuno que preparas diariamente incluye productos saludables de la región como huevo, frutas, verduras y pan fresco que adquieres a precio económico en el pueblo.
Para la comida y cena basta con recorrer la zona del mercado para encontrar múltiples opciones a precios variados, desde unos tacos en el mercado hasta chiles rellenos, sopa azteca, carne asada y guacamole en una terraza con vista a un panorama compuesto de tejados rústicos, montañas, y las humeantes chimeneas de casas situadas a lo largo y ancho del lago.
El primer día recorres el pueblo a pie por sus calles adoquinadas, interactuando con vendedores de artesanías, pan rústico, helado de fruta natural y antojitos del mercado. Por la tarde te embarcas con la familia en un recorrido en lancha alrededor del lago durante cerca de una hora en la que disfrutas un panorama bañado por la luna y salpicado por la infinidad de luces provenientes del pueblo y las villas que adornan las orillas. Por la noche ya en lugar donde te alojas conversas con la familia durante la cena con pan dulce y café caliente.
El segundo día te diriges rumbo a Avándaro. En el trayecto aprecias un paisaje lleno de follaje y admiras las bellas propiedades de la población hasta llegar tras 15 minutos al parque donde se encuentra la cascada Velo de Novia. Mientras recorres el sendero que conduce a esta aspiras el fresco ambiente del bosque y al llegar te colocas al lado de a una caída de agua de 35 metros para posar para la foto y refrescarte con la brisa.
En el trayecto de regreso hacia Valle de Bravo tomas una desviación que conduce a la reserva natural de Monte Alto, en donde existe una zona para acampar, cabañas, área de fogatas e instalaciones sanitarias. El camino es demandante para un vehículo compacto porque se compone en su mayoría de tierra y piedras sueltas. No es raro ver pasar vehículos todo-terreno que te obligan literalmente a “morder el polvo”, pero sabes que vale la pena una vez que llegas a la cima y admiras el paisaje. Desde la torre de despegue que se encuentra ahí te entretienes observando lanzamientos de vuelo en parapente y ciclistas de montaña que bajan a toda velocidad atravesando los diversos senderos.
El tercer día es más espiritual, ya que lo aprovechas para visitar la Gran Stupa Bon para la Paz Mundial -enorme monumento budista situado en medio del bosque donde la tranquilidad y armonía del lugar te envuelve e invita a conectar con tu interior-, y el Centro de retiro Carmel Maranatha, una casa de oración que rebosa arte y variadas expresiones de simbolismo religioso. Esta vez tras salir de la serpenteante carretera, antes de la entrada al pueblo, te desvías a la derecha para explorar el Mirador la Peña, pero como no encuentras el lugar, terminas internándote a pie por un pequeño sendero en la parte norte del cerro que se torna arriesgado debido a sus pronunciadas laderas pero la vista en la cumbre lo justifica.
Finalmente te despides de este apacible y pintoresco lugar sintiéndote relajado y cargado de energía positiva.
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